viernes, 19 de junio de 2015

RAMON RIVAS






Transformación de la Educación Universitaria
en el Marco de una Autonomía Universitaria


En Venezuela, durante el periodo de la democracia representativa, la oferta de carreras universitarias estuvo ligada a la búsqueda de la maximización de utilidades y no respondió a las necesidades del país. Elementos como el prestigio y costo de la carrera era lo que determinaba la oferta. Así, por ejemplo, proliferaron las carreras con orientación empresarial hacia la economía de mercado, de las ciencias sociales, mientras que aquellas que requerían mayor inversión (no solo económica, sino también académica y científica en términos de infraestructura, esfuerzos de investigación y producción de resultados), prácticamente quedaron relegadas a un segundo o tercer plano. Esta situación no fue diferente en las universidades públicas y experimentales.

Por otra parte, si bien en Venezuela el sector empresarial no invierte en investigación (apenas destina para este objetivo menos del 1% de sus ganancias totales), claramente se debe evitar aquella tendencia mercantil que postula que la investigación esté ligada a quien la financia. La universidad puede conseguir recursos a través del financiamiento privado, pero se debe impedir que la producción investigativa dependa exclusivamente de este financiamiento cuando viene asociado a “condiciones”. La investigación y la innovación generadoras de nuevos emprendimientos deben surgir de un pensamiento autónomo.

En ese contexto, resulta lógico interpretar que la autonomía también está ligada al quiebre de las lógicas político-partidarias y empresariales. Dicho desmantelamiento se debe dar al interior de las propias universidades. Incluso en el caso de las IEU autónomas y las privadas, dado que estas se han gobernado, en la mayoría de casos, bajo la lógica de las empresas. Por ello, la Ley Orgánica de Educación de 2009, establece que las IEU hagan efectivo su “no” fin de lucro y el cogobierno universitario, formado los consejos colectivos de los diversos sectores que hacen vida universitaria, con el fin de desvincular la lógica academicista de la universidad de los intereses de los patrocinadores/promotores de las mismas. Por otra parte, en las universidades autónomas, el equivalente de estas figuras sigue siendo los partidos políticos, que han capturado la academia, subordinándola a intereses particulares y electorales. En este marco, en el actual período de transformaciones, necesario es un proceso de interpelación social a la universidad en su conjunto, a pesar de la resistencia ofrecida por quienes se aferran al paradigma capitalista-consumista.


Haciendo el símil con el hombre y la mujer, si se sostiene el pensamiento de “pienso luego existo”, y “no puede haber existencia sin libertad”, entonces “no es posible la libertad sin pensamiento crítico”. Con esta lógica se puede señalar que no puede haber autonomía universitaria si no existe generación de pensamiento novel, pertinente y sistemático al interior de cada IEU. Este es quizá uno de los principales retos que tiene la universidad venezolana: no solo transmitir sino generar conocimiento autónomo,  responsable y corresponsable con los intereses del país y la región latinoamericana.


RAMON RIVA
  DOCENCIA UNIVERSITARIA
  COHORTE XIX
  UNELLEZ-APURE 




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